IMPERDIBLE!! Lautaro Clavero, Estudiante de Economía de la Universidad de córdoba, analiza el «consenso fiscal» y nos deja pensando en lo que viene.

ARGENTINA NO APRENDE.

            El pasado jueves 30 de diciembre a las 17 horas, los gobernadores junto al presidente pactaron el nuevo consenso fiscal para el año 2022, a excepción del jefe de la ciudad de Buenos Aires, quien no participó de la reunión.

El asunto a tener presente con el nuevo acuerdo fiscal que se pactó, es tener en cuenta que no contempla reducciones impositivas, sino, por el contrario, aumentos a las alícuotas de ingresos brutos y la creación de un nuevo impuesto a la herencia, para poder rellenar el agujero fiscal de 11.000 millones de dólares que habría en la argentina por un pago al FMI.

         La pregunta que todos nos debemos hacer es ¿alguien puede pagar más impuestos en argentina? La respuesta es un rotundo no. Argentina es el segundo país con más presión tributaria del mundo, atrás de la isla de Comoros. Según el reporte de “Doing Buisness” las empresas argentinas, en el caso de pagar de todos sus impuestos, deberían pagar un total del 106% sobre sus ganancias. Es decir, aunque las empresas fuesen exitosas, y lograsen obtener ganancias en este país, la carga tributaria haría imposible su sustentabilidad a largo plazo.

         Para el caso de los empleados es más impactante. Dado que los empleadores deben aportar un 65% de carga patronal, más los aportes jubilatorios, sumado (dependiendo el nivel de ingreso) la tributación de impuestos directos como ganancias, y por ultimo agregarle a la anterior suma que, en promedio, la mitad del precio de los bienes y servicios que pagamos es de impuestos, se estima que la presión fiscal para los empleados en blanco es del 70%. Esto significa que, de una jornada laboral de 8 horas, 6 estás trabajando para el estado y solo 2 para vos.

         A lo anterior hay que sumarle un posible impuesto a la herencia, por si no se cansaron de cobrarle a los vivos, ahora la AFIP visitará el cementerio también. Cabe aclarar que un impuesto a la herencia es un anti-incentivo para el ahorro y la generación de riqueza, lo cual solo puede complicar nuestra situación actual.

         Concluyo en que la argentina no ha aprendido de la historia, porque seguimos repitiendo una y otra vez la misma solución de estrujar al sector privado para solventar las necesidades del sector público. Esto implica cada vez menos crecimiento de la economía y más avance estatal, y como nuestros vecinos Cuba y Venezuela lo demuestran, nada bueno puede salir de eso.

Lautaro Clavero– Estudiante de economía de la Universidad Nacional de Córdoba.