Cambio de ministro, aumento del dólar y crisis de confianza; ¿Cuál es el rumbo de la Argentina?
Al momento de escribir esta columna el precio del dólar blue, se encuentra oscilando entre los 250 y 260 pesos, mientras que el contado con liquidación (el dólar utilizado para transacciones financieras) llegó a un pico de 296 pesos.

Por obvias razones la situación es extremadamente alarmante. Los esfuerzos del banco central, parecen ser inútiles ante la escalada de la divisa, habiendo vendido hoy más de 80 millones de dólares para apaciguar la demanda de los mismos. El detonante principal fue la renuncia del ex ministro de economía Martín Guzmán, quien abandonó su cargo el sábado por la tarde de manera repentina.
Por cuestiones de sinceridad he de admitir, que ideológicamente me encuentro en las antípodas de Guzmán, sin embargo, él actuaba como último garante de confianza del gobierno. Pero ¿sirve de algo la confianza cuando la economía esta tan frágil?
La confianza es el motor del accionar humano en términos económicos. Nadie (racional) pagaría por un auto que está roto, ni compraría una casa cuyos cimientos no sean confiables o dejaría su dinero en un banco de mala reputación. Por supuesto, como todo lo referido al humano, existen excepciones y es necesario equivocarnos para saber en que confiar. No obstante, a largo plazo la confianza es siempre la mejor virtud que pueda tener, tanto una familia, como una empresa, pero sobre todo un país. La renuncia del ministro de economía dinamito esa confianza ya que era el principal encargado de la negociación con el FMI y un regulador a las descabelladas ideas del gobierno.
También es justo aclarar que no necesariamente la renuncia de un ministro tiene porque acabar de esta manera. Más bien es el contexto actual, en el que cualquier chispa puede hacer volar todo. Esta situación se generó tras años de desconfianza en el gobierno argentino, producto del elevado déficit fiscal, la constante aceleración de la inflación, el incumplimiento de pago de sus deudas y el inminente avance sobre el sector privado. Antes de continuar me gustaría hacer un punto, con respecto a lo anterior mencionado. Sin importar la ideología del gobierno, en cualquier país estable por más de que los mandatarios estén más a la izquierda o a la derecha, respetan a los empresarios, comerciantes y trabajadores como los generadores de riqueza en la sociedad, y son cautelosos con tomar acciones que los puedan damnificar. En Argentina, esto se ha perdido y por eso me remito a lo anterior dicho. La confianza es fundamental para el correcto funcionamiento de la economía y nuestro país carece de la misma. La renuncia del ministro Guzmán fue el último detonante de una larga sucesión de atentados contra la estabilidad, económica que tuvo este gobierno.
La escalada del dólar es solo un efecto de la desconfianza que hay en nuestro rumbo actual. La gente está asustada y busca refugio en cualquier activo que les permita preservar su poder adquisitivo. El dólar es el más utilizado, pero los sectores sociales más postergados se stockean de alimentos ni bien cobran su salario o quincena, ya que saben que el precio va a seguir aumentando.
Haciendo una predicción hacia el futuro, no dudaría en decir que el dólar va a seguir en ascenso, sin embargo, al tratarse de un activo financiero, no necesariamente va a ser constante. En estos casos podemos ver picos de aumento del dólar, seguidos por una corrección (una disminución del precio, tras un fuerte aumento) y que siga repitiéndose este proceso, durante algunos días. Luego puede venir un periodo de consolidación como el que vimos desde principio de año, hasta mediados de mayo. Consolidación significa que el precio oscila en un mismo nivel. Sin lugar a dudas después de una consolidación va a venir un nuevo aumento.
Una segunda predicción que es factible, pero poco probable, es que, dado una crisis política, se desmorone la confianza de la gente y tengamos un escenario hiperinflacionario o un drástico aumento de la divisa extranjera. Esto lo veo improbable, dado que generalmente se deben alinear varios puntos para que estos suceda, pero no es una opción a descartar.

En tercer lugar, y dados los dichos de la nueva ministra de economía, diría que la situación no va a mejorar. Si lo que se intenta hacer va en la línea de mayores regulaciones a la producción, aumentos de impuestos y controles de precios, me temo que serán unos largos 18 meses por delante.
Finalmente creo que lo positivo de este escenario, es el aprendizaje que el pueblo debe extraer. Citando a Adam Smith “lo que sirve para un jefe de familia, difícilmente no sirva para un jefe de estado”. Despilfarrar en aras del populismo, no es gratis, y mientras que algunos festejaron dicho periodo, hoy nos toca pagar los platos rotos de la fiesta.
Lautaro Clavero- estudiante de economía de la Universidad Nacional de Córdoba
